lunes, 29 de junio de 2020

Se puede esperar algo de esta sociedad?



Qué se puede esperar de nuestra  sociedad dónde, al presidente(1) más honesto se lo derrocó, con ayuda de jefes militares, que por lo menos estuvieron equivocados en su rol, solamente por no haberse prestado a negociados a costas de las arcas del Estado. 

Una sociedad donde las transgresión es practicada como una habilidad y hasta vista como un mérito y llamada con el eufemismo viveza criolla, con lo cual pareciera que al ser aceptada sin protestar por los demás, adquiere justificación. Y por esa dudosa cualidad de viveza y de que cada uno puede hacer lo que se le antoja, es que vemos en estos dias de cuarentena como autoridades y figuras notables por su fama y/o riqueza transgreden las normas establecidas, se reúnen, hacen visitas protocolares, se muestran en actos públicos, van a jugar partidos de paddle, etc. 

Una sociedad donde "el que no llora no mama y el que no afana es un gil"  como dice la letra de un conocido, festejado y aplaudido tango titulado Cambalache. Y donde lo que se muestra en la televisión pareciera quedar convalidado sin ponerse en duda su valor , legalidad o pertenencia. 
Una sociedad donde la más difundida  obra litraria, o al menos así lo fue por mucho tiempo, tiene un personaje que entre otros consejos le dice al lector: Hacete amigo del juez, / no le des de qué quejarse, / que siempre es bueno tener / palenque ande ir a rascarse”.
Es aquí dónde tendré que preguntar qué se puede esperar de una sociedad donde la justicia, uno de los tres podres de la República, también en gran parte de sus funcionarios de distintas jerarquías son objeto de cuestionamiento y dudas acerca del equilibrio de la balanza de sus fallos.  

Estas características de nuestra sociedad, que seguramente no son de todos sino quizás de una minoría , pero que cuentan con el silencio y aceptación callada de las minorías, son seguramente las que nos ponen en un estadío de empantanemiento y degradación muy dificilmente superables. por eso la pregunta inicial: ¿Qué se puede esperar de nuestra  sociedad?

  
(1) Arturo Humberto Illia, presidente electo para el período 1963-1969; de quien se podría decir que fue derrocado el 28/6/66 sin otra razón valedera que habérselo acusado de una culpa tan subjetiva como la lentitud y la campaña en su contra por parte de civiles como algunos empresarios ávidos de hacer negocios corruptos con el Estado y algunos notables periodistas, seguramente comprados, le hicieron una campaña representada por la imagen de tortugas. Pero quien se interese en averiguar los resultados del gobierno de son Arturo H, Illia en los casi tres años que gobernó encontrarán que
se fomentó la industria nacional, se destinó el 23% del presupuesto nacional a la educación (la mayor cifra en la historia del país), el PBI y el Producto Externo Industrial crecieron (el último a un vertiginoso 19% en 1964), bajó la desocupación, se disminuyó la deuda externa, se llevó adelante un plan de alfabetización y se sancionaron las leyes de Salario Mínimo, Vital y Móvil y la llamada ley de medicamentos.



Afanar: significado coloquial: robar con habilidad y sin violencia ; este verbo tiene un  significado positivo o formal o positivo que es: dedicarse a un trabajo o a una tarea con mucho empeño e interés.
cambalache:
Cambalache: significado coloquial: lugar o situación en los que se compran y venden objetos usados y donde predominan el desorden y el ruido. Significado formal: trueque o intercambio de coas de escaso valor.



ARTURO HUMBERTO ILLIA, EL PRESIDENTE MÁS POBRE DEL MUNDO.




                                             Arturo Illia, el presidente más pobre del mundo.


En 2019 se cumplirán 53 años del golpe militar que derrocó al presidente constitucional de Argentina, don Arturo Illia, por el simple hecho de hacer las cosas bien, gobernar pensando en la gente y ser incorruptible.
Pobre y sin bienes materiales, renunció a su jubilación de presidente y terminó sus días trabajando en una panadería.
Por justicia histórica hoy es prioritario recordar al verdadero presidente más pobre del mundo: Arturo Illia.
El verdadero presidente más pobre del mundo
Arturo Umberto Illia del Partido Unión Cívica Radical, que fuera Presidente de la Nación Argentina entre el 12 de octubre de 1963 y el 28 de junio de 1966, cuando un golpe militar le derrocó por hacer las cosas bien y gobernar pensando en la gente.
Arturo Umberto Illia había nacido en la localidad de Pergamino, Provincia de Buenos Aires, el 4 de agosto de 1900 y murió en la Provincia de Córdoba el 18 de enero de 1983.
Como parte de sus estudios de Medicina, en 1923 ingresó como practicante al Hospital San Juan de Dios de la ciudad de La Plata, graduándose en el año 1927.
Durante su militancia política fue Diputado, Vicegobernador y finalmente Presidente de la República Argentina.
Como presidente demostró ser incorruptible y la historia documentada demuestra sin lugar a dudas como actuó: durante su mandato se anularon los contratos petroleros firmados por Arturo Frondizi con compañías extranjeras, impidiéndoles seguir llevándose la mayor parte de la explotación del crudo; se impulsó la explotación del petróleo y los recursos estratégicos por parte del Estado, se fomentó la industria nacional, se destinó el 23% del presupuesto nacional a la educación (la mayor cifra en la historia del país), el PBI y el Producto Externo Industrial crecieron (el último a un vertiginoso 19% en 1964), bajó la desocupación, se disminuyó la deuda externa, se llevó adelante un plan de alfabetización y se sancionaron las leyes de Salario Mínimo, Vital y Móvil y la llamada ley de medicamentos.
Una de las primeras medidas del gobierno de Illia fue la de anular los contratos petroleros celebrados durante la presidencia de Arturo Frondizi, los que, a juicio del radicalismo, ponían en serio riesgo la soberanía nacional. La Cámara Legislativa le dió la razón a Illia y acusó al ex presidente Frondizi y a su ministro Frigerio de “ser los responsables de las transgresiones morales, de las violaciones jurídicas y de los perjuicios económicos ocasionados”.
Illia también debió manejarse con un ejército cuyos jefes venían de derrocar al presidente Frondizi, de manipular a su sucesor Guido con el objetivo de proscribir al peronismo y de dividirse en dos líneas que llegaron al enfrentamiento armado entre septiembre de 1962 y abril del año siguiente.
Una de las principales características que destacan los adeptos de Illia es su honestidad y honradez, siendo ejemplo de esto el hecho de que Illia vivió casi toda su vida en su humilde casa de Cruz del Eje en Córdoba, donde se dedicaba a la medicina, y que nunca utilizó su influencia a su favor, a punto tal de tener que vender su auto estando en el ejercicio del mando y de negarse a utilizar fondos públicos para financiar sus tratamientos médicos. Luego de su gobierno, mantuvo su activa militancia política, rechazó la jubilación y el hombre que fuera presidente de los argentinos, se ganó la vida trabajando en la panadería de un amigo.
Los medios de comunicación argentinos jugaron un papel destacado en la desestabilización de su gobierno utilizando ciertos periodistas y medios de prensa.
 Para ello se recurrió a la imagen de “la tortuga”, para caracterizar la gestión del Presidente como timorata y falta de energía. Simultáneamente se resaltaba la personalidad de los militares, especialmente del General Juan Carlos Onganía, contraponiéndolo con la imagen de los políticos, alentándolos a intervenir como “salvaguarda de la Patria”.
El descontento militar se combinó con una fuerte campaña de desprestigio, impulsada por sectores económicos conservadores que criticaban duramente ciertas políticas del gobierno radical, como la Ley de Medicamentos (Ley Oñativia), la política petrolera y cierta autonomía de los Estados Unidos en la política internacional.
El golpe de Estado
El 28 de junio de 1966, se produjo el golpe militar. El General de División Julio Rodolfo Alsogaray, Jefe de la Casa Militar Brigadier Rodolfo Pío Otero, el coronel Luis Perlinger y un grupo de oficiales se presentaron en el despacho presidencial para solicitarle a Illia el retiro de la Casa de Gobierno, asegurándole en todo momento su integridad física. Éste se negó rotundamente y luego de una fuerte discusión donde manifestó “El comandante en jefe de las Fuerzas Armadas soy yo” los militares tuvieron que abandonar el despacho. Ante la fuerte negativa los efectivos policiales ingresaron con pistolas lanza gases, mientras que las tropas rodearon por completo la Casa Rosada. Perlinger volvió a solicitar al presidente que se retire, caso contrario no podía garantizar la seguridad de las personas que lo acompañaban. Ante esta situación Illia optó por dejar el lugar. Rodeado por sus colaboradores bajó por la escalera hasta la planta baja, cruzó por la entrada y se dirigió a la calle, y como no disponía de vehículo porque lo vendió durante su presidencia abandonó el lugar en un taxi que lo llevó a la casa de su hermano en Martínez. Al día siguiente asumió Onganía, autodenominando al golpe «Revolución Argentina».
Cuánto mal le han hecho a nuestra democracia los civiles que en distintos momenos de nuestra historia fueron a golpear a la puerta de los cuarteles para interrumpir gobiernos elegidos democraticamente.